Ayer di un concierto en Sevilla que dediqué a Japón. Como sabéis Japón está pasando momentos de dolor, tanto físico como sicológico.
Quiero agradecer al público que llenaba la sala Joaquín Turina de Cajasol, su asistencia, respeto y solidaridad con este concierto homenaje al país Nipón.
Japón como sabéis es un país al cual muchos artistas flamencos hemos ido a mostrar nuestro arte flamenco y hemos sido siempre bien recibidos y tratados por este gran pueblo.
Yo quería con este acto mostrar mi solidaridad y “darme” en mi arte al igual que todos mis compañeros de “viaje musical”. Ellos son Charo Espino, Ángel Muñoz, Rafa Villalba, Iñigo Goldaracena, Juan Carlos Gómez, Carlo González y Mariko Ogura. Ellos han puesto su corazón y su arte en cada nota musical con todo el amor y cariño, para dar su arte a este país tan ejemplar en todos los sentidos y con el cual todos nos sentimos tan cercanos en su dolor y en su corazón.
También deseo dar las gracias a todas las televisiones y todos los periodistas que se han puesto en contacto conmigo con su sentimiento compartido y que han dedicado su tiempo y han dado preferencia a cubrir con su profesionalidad este evento. Gracias por divulgar la noticia.
Gracias también a los críticos que el día después del recital han dado su opinión sobre el concierto, pero en especial gracias a los críticos que han criticado el concierto haciendo mención al trasfondo del acto, a la dedicatoria al pueblo japonés. Han demostrado una gran sensibilidad humana y por supuesto su solidaridad con Japón.
Por supuesto gracias a mi amigo Manuel Herrera por organizar este gran ciclo, que lleva tantas magníficas ediciones y también a todas las personas que han colaborado en la realización de este acto, así como el ciclo los “Jueves Flamencos” en general.
En el público había muchos Japoneses amantes del flamenco, entre ellos el Cónsul General de Japón en Andalucía el señor José María Cabeza, que dijo unas palabras emocionantes encabezando el acto. En sus palabras dijo que a los primeros trenes que se crearon en Japón en 1964 se les llamaron Kodama, que significa Eco, Hikari, que significa Luz y faltaba otro nombre para el siguiente tren. Claro, se pusieron a pensar en algo más rápido que un eco y que una luz, y entonces se les ocurrió el nombre de Nozomi, que significa Esperanza y que es más rápida que la luz y que el eco . Y con esa Esperanza despido esta entrada de hoy, con la Esperanza de que en un futuro cercano en Japón brille la Luz y la Esperanza y que como un Eco nos llegue su aliento a todas las personas que hoy escuchamos expectantes desde la distancia su corazón herido.