domingo, 25 de diciembre de 2011

Vivir una vida plena




Amanece siempre a la misma hora y en eso estamos todos de acuerdo, latitudes y longitudes aparte. En lo que podemos disentir es en la calidad que imprimimos a la vida una vez amanecida en su nuevo día.

En general y salvo cierto grado patológico de locura, al ser humano le sienta bien la vida. Nos gusta vivirla. Claro que no todo es siempre como nos apetecería. Nada es tan imperfecto como el deseo en un mundo que no depende por completo de nuestra voluntad.

Actualmente nuestra voluntad parece ser esclava de la prisa. La sociedad del siglo XXI nos ha raptado la consciencia y en muchos aspectos la velocidad nos ha robado nuestro sosiego. Casi todo es para ayer en un presente futuro. O sería más adecuado llamarlo sin futuro. Un presente sin calidad no puede tener un futuro digno porque un futuro logrado se impregna siempre de una inmersión total en el presente.

Así las cosas no queda más remedio que aminorar la marcha. Beber a sorbos cada momento presente, como se bebe un buen café cuando se saborea junto a un atardecer soñado entornando los ojos. O como se posa la mirada en el asombro de la belleza, cualquier belleza...

Vivir mucho o poco pero vivir. Si hay algo que cada día valoro más es el arte de vivir poco a poco. Vivir a sorbos cada momento. Esponjar cada segundo y cada minuto que transcurre en mi. Agarrar el tiempo por la espalda y “tironearlo” un poco a mi gusto. Flexibilizar cada instante y ensanchar el silencio que me rodea en un acto consciente que a veces olvido.
Valorar el presente es vivir una vida plena. Lograr la vida, poca o mucha pero lograrla.

En cada presente hay una oportunidad esperándonos. Una posibilidad de que apreciemos lo que siempre ha estado ahí, esperándonos parsimoniosamente. Todo es cuestión de reflexionar y sacar algo en claro. De nosotros depende hacer que el tiempo y la paz sean nuestros aliados. Para ello hemos de extender nuestras manos y abrazar la eternidad del momento y resignarnos a vivir poco a poco...

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Anochecer

© Amancio Guillén


Hace tiempo que quería escribir sobre lo que siento, sin embargo nunca reuní la suficiente fuerza de voluntad para comenzar a relatar hechos y experiencias que quizá a nadie interesen.

La mayoría de los momentos más relevantes de mi vida he pensado en música. Otros piensan en otras cosas. Mi caso no será único pero por ser mío si es especial para mi.

También he pensado en las causas que pudieran provocar una mejora en los planos musicales y en mi vida. He conseguido ciertos avances, he descubierto incertezas más que seguridades. también he sido capaz de reconocer el esfuerzo que me ha llevado a veces a nadas presentes, a presenciar vacíos...

Si algo he aprendido ha sido a respetar mi propia experiencia. No siempre ha sido fácil admitir la infructuosa realidad, desandar los caminos recorridos. En esos momentos pensaba que tenia una lección más para compartir con alguien, al igual que yo menesteroso, perdido ante el asombro de tantos interrogantes.

Confío en seguir presenciando y sintiendo que aún quedan preguntas y alguna que otra respuesta, no muchas. No dudo de que algún día habrá un anochecer. No me entristezco por ello. Escoger la vida es aceptar sus consecuencias, sus interrogantes...

Hasta otro momento. Me despido por hoy, está anocheciendo. Espero que mañana amanezca de nuevo. Daré las gracias por ello si así fuera. Más vale un por si acaso que un yo me creía...por si acaso, gracias vida...


lunes, 17 de octubre de 2011

Paseando por Venecia


Foto: En una calle de Venecia

Hubo un tiempo en el cual a alguien se le ocurrió cantar, quizás sólo un poco; una tentativa tal vez de expresar lo que sentía. Algo muy importante como para dejarlo al albur del paso del tiempo y de la suerte.

Han pasado muchos siglos desde que el primer ser humano emitió sonidos no ya con la intención de crear arte en sí, sino para tratar de expresar lo inexpresable a través del sonido, de su sonido, de su voz, de sí mismo.

Hoy he recorrido Venecia y he traído a mi mente estos recuerdos asociados a dos personas que estaban expresándose en las calles y al mismo tiempo, pero de modo secundario ganando algún dinero para poder pasar ya no el día, sino pasar por la vida dignamente.
Dos personas que tocaban el violín y la guitarra en una plaza de Venecia. No eran músicos como se les suelen llamar malamente “callejeros”. No me gusta esa expresión para un ser humano porque creo que tiene cierta connotación despectiva. Eran músicos que habían preferido elegir la calle para expresar su arte y punto.

Les compré su disco y me hice unas fotos con ellos y unas risas, que siempre sientan bien.
Aquí os dejo un bonito recuerdo de ellos y les deseo lo mejor de lo mejor, para que con su bonita música sigan alegrando las maravillosas calles de cuentos de hadas de la bellísima Venecia.


viernes, 22 de julio de 2011

Concierto de Chick Corea "Return to Forever"


Como dije a través de twiiter estuve en el Concierto de Chick Corea en el marco de los Veranos de La Villa de Madrid.



La aventura Sonora duró dos horas llenas de peripecias ritmicas características de Chick y de una emoción intensa. No podia ser de otro modo con los musicos que estaban en el escenario.



Foto: Con Chick Corea

Chick Corea, músico maravilloso y persona estupenda, sencilla. Da gusto encontrarse a personas así por la vida. Enhorabuena Chick por tu gran obra y tu amabilidad! Gracias Maestro!!



Foto: Con Frank Gambale

Con el Maestro Gambale. Sus solos son autenticos torrentes de notas y de sensibilidad. Gracias por hacerme pasar ratos tan emocionantes Frank!



Foto: Con Stanley Clarke

Otro gran músico que emocionó al público con la energía que desborda en el escenario. Gracias Stanley!



Foto: Con Lenny White

El señor maestro Lenny White. Un músico y una persona excelente y atenta. El soportaba el peso del grupo en sección rítmica. Todo un fenómeno. Gracias Lenny!



Foto: Con Jean-Luc Ponty

Con el maestro Jean-Luc Ponty. Todo un maestro también del violín con una personalidad única. Gran persona que me atendió estupendamente. Gracias Jean-Luc!





viernes, 27 de mayo de 2011

El Flamenco para mí


© Amancio Guillén

Me gustaría explicar con palabras precisas y claras lo que entiendo por Flamenco en un mundo en el cual vivimos rodeados de materialismo. Materialismo que alcanza en alto grado también a las artes y por tanto al Flamenco.


El Flamenco al ser lenguaje musical in situ, es decir al crearse “él mismo” en una relación de diálogo musical de personas que confluyen para crearlo (Los flamencos) escapa a todo intento vano de petrificarlo en meras fórmulas.


Se han hecho intentos muy dignos y esforzados por transmitir a través de fórmulas parte de su esencialidad. Pero esos intentos desde mi perspectiva nunca alcanzan ni de lejos a explicar el dinamismo que el Flamenco como lenguaje creado en el mismo “acto de interpretación” representa.


Aquí no hablo solamente de aprender a cantar, bailar o tocar en sí. Voy más allá de lo aparente, de lo puramente objetivo. Porque puedo aprender, por ejemplo, un toque por Soleá, pero eso de por sí, si no va acompañado de el conocimiento dinámico del flamenco “en movimiento”, no me hace comprender la esencia flamenca; su génesis interna por decirlo de algún modo.


La esencia del Flamenco es lenguaje sonoro en relación, está más allá de su mera interpretación mecánica. Puedo tocar, cantar o bailar una Soleá, pero hay una diferencia abismal entre tocar, cantar o bailar una Solea y tocar, cantar y bailar “Por” Soleá.


Ese “Por” marca, señala, alumbra por así decirlo el espacio en el cual vive el autentico flamenco; el espacio en el cual el flamenco hace acto de presencia. Es decir, ese “Por Bulerías”, “Por Tangos”, “Por solea” , etc…. remite a un lenguaje dinámico que solamente el verdadero flamenco está capacitado en su relación con otros flamencos a crearlo. Ese “Por” es como una linterna que al igual que las luces de un campo de futbol iluminan el terreno de juego por la noche, alumbra el campo de juego de relaciones que crean al flamenco, ya no como música en sí, sino como lenguaje.


De ahí que señale que el Flamenco no es un “medio para” crear Flamenco sino que el Flamenco es el “medio en el cual” él se crea a sí mismo (y por eso nace) gracias a la interrelación de dos factores: las posibilidades que el propio Flamenco da y las posibilidades que los flamencos le dan. En esa interrelación creada por las normas implícitas del propio Flamenco (en tanto lenguaje) y las posibilidades que los flamencos le dan con su iniciativa, nace propiamente el lenguaje Flamenco.


Sé que estas reflexiones a algunas personas acostumbradas a ver la superficialidad y no penetrar en la realidad del Flamenco, podrán resultarle extrañas, incluso muy distantes. Y si esto resulta así será probablemente porque aún no han comprendido, no han llegado al núcleo verdadero, corazón profundo de dónde nace su verdadero lenguaje.


No hablo de purismo, ni de palabras sin vida que han rodeado tanto lamentablemente al flamenco, estoy tratando de explicar, de penetrar profundamente, más allá de las palabras, en una realidad que solamente cuando estás inmerso en ella puedes comprender en su verdadero alcance y esencia.