miércoles, 30 de marzo de 2011

Mi concepto de la Libertad Musical


© Amancio Guillén

A raíz de un comentario de un seguidor del Cañiblog voy a aclarar lo que entiendo por libertad musical, para mostrar que mi concepto de libertad es un concepto meditado y no una palabra que digo así, casi por automatismo.


Libertad, creatividad, opciones, ser yo mismo, hacer lo que me venga en gana! Y frente a todo eso automáticamente pensamos: limitaciones, opresión, represión! Ante este dilema ¿Quién no escoge las palabras del primer término, la palabra Libertad, Creatividad, Opciones…?


Dilemas, caminos opuestos en apariencia. ¿Qué hacer? ¿He de elegir entre mi libertad compositora o reprimir mi inspiración?


Puestas así las cosas, el camino es claro: Libertad!


Pero observemos más de cerca el fenómeno, quizás no haya tal dilema. Lo explicaré con un ejemplo personal, porque es ahí donde más puedo aportar, desde mi propia experiencia y en primera persona.


Imaginemos que quiero componer una Granaína. Un toque flamenco que aparentemente es un toque de los llamados “libres” en cuanto a métrica. Si yo simplemente escucho en una Granaína unos cuantos acordes, unos matices, y un ligado ascendente del traste 2 al 7, y poco más, estaré viendo ese estilo como algo en efecto, libre.


Al ver ese estilo de ese modo, en realidad estoy contemplando ese estilo más o menos como un objeto, algo que puedo utilizar para mis fines musicales, al igual que utilizo una silla o muevo a un vaso para beber.


Pero ese estilo, la Granaína, no es un simple objeto musical para utilizarlo a mi antojo, como una silla o un lápiz. Ese estilo musical, tiene una historia. Ese estilo no es un simple solo de guitarra, es mucho más. Es un estilo que tiene una melodía cantada y tiene muchas características y valores musicales estéticos, que solamente un oído educado, versado en esa forma musical, puede detectar.


Es más, ese estilo ha servido de vehículo de expresión a todo un pueblo: el pueblo andaluz. Un pueblo que gracias a cantaores y cantaoras, ha evolucionado a través de una tradición. En esa tradición se inserta la Granaína de una forma personalísima y como una parte musical que enriquece el cosmos del lenguaje flamenco, el todo flamenco.


A razón de lo dicho anteriormente, la Granaína, al entenderla como un cúmulo de orden histórico y estético, y no como una aparente sucesión de sonidos, me está dando unas posibilidades. Mejor dicho, en cuanto conozco profundamente el estilo de una Granaína, ella por sí sola empieza a aportarme posibilidades creativas para componer mi propia música, para liberarme.


Una vez que yo he acompañado a muchos cantaores por Granaínas, he aprendido multitud de falsetas y he vivido su esencia y carácter, es entonces y solamente entonces, cuando la Granaína adquiere para mi no solamente un significado, sino algo más importante, adquiere un sentido! Esa es la clave: Sentido!


Y ese sentido es el que me permite darle alas a mi libertad. Y esa forma musical, la propia Granaína, es la que va a marcar el cauce, la pauta de mis ideas musicales y por lo tanto, más que reprimirme en mi libertad, me libera, porque mis ideas musicales tendrán un Sentido Musical por Granaínas. Y será mi propia ética y estética musical, la que dictará si eso que estoy componiendo tiene significado y sentido, desde el punto de vista de esa forma musical!


Entendida así la libertad en la composición, en realidad soy más libre que el que hace lo que se le antoja sin sentido cabal del porqué de esa tradición. Porque esa tradición me da otra libertad, otro sentido de la libertad, que el desconocimiento jamás me daría por sí solo.


Entonces ya no hay dilema, libertad o represión, ya no he de componer en un vacío formal. Porque la Granaína por sí misma, me encauza, me encamina, me alumbra y me inspira. Entonces es cuando en mi conciencia, en mi espíritu y en mi alma, aparece la maravillosa sensación de sentirme libre al componer, porque es la propia composición la que le da significado y sentido al verdadero acto creador.


martes, 29 de marzo de 2011

El valor de lo Humano


Foto: Con los niños de La República Dominicana

Estoy pensando en las conexiones que a todas las personas nos unen. No las pienso de una manera superficial, sino como si fuera un entramado en el cual el pasado y el presente nos unifica, nos acerca.


Yo tengo una experiencia de vida y tú que me lees tienes otra, probablemente muy diferente a la mía. Pero si ambos estamos ahora mismo comunicándonos a través de este escrito, es porque entre nosotros hay un nexo que hace posible nuestro encuentro.


Me fascina esa interrelación de los seres humanos y soy consciente de ese poder de enriquecernos mutuamente. Somos hijos de un tiempo y un espacio en un plano físico pero al mismo tiempo mucho más que ese simple encuentro. Aunque no te vea ni sepa quien eres, te valoro porque eres un ser humano como yo, que además de compartir un espacio y un tiempo, compartes tu interactividad con el escrito, con una parte de lo que pienso y comparto en este momento contigo.


Y también valoro este encuentro virtual ya que gracias a él, estamos manteniendo una conversación y unas emociones imaginarias. Mi vida al igual que la tuya es un entramado de relaciones, de personas, de vivencias y experiencias que nos han enriquecido y nos han enseñado a valorar la vida que compartimos ambos, aquí y ahora.


Soy hijo de muchísimos encuentros al igual que tú. En mi vida personal, mi vida profesional, en mis relaciones, me he hecho a mi mismo gracias a otros y a mi carácter. Y eso lo comparto ahora contigo. Tú también estás compartiendo conmigo, aunque no te vea, tus experiencias; porque gracias a lo que has vivido, así será tu lectura de estos párrafos que nos hacen compartir un ratito cercano, aunque quizás distante en espacio y tiempo.


Mi vida modelada, se ha compuesto de relaciones y encuentros. Encuentros fortuitos, encuentros provocados, pero en definitiva de encuentros. Por supuesto a veces hay diferencias entre las personas. Eso es la grandeza también. El contraste en las relaciones es lo que nos hace progresar a todos los seres, siempre que ese contraste sea positivo y enriquezca nuestras vidas.


Con lo que te aporto en tanto ser, en tanto experiencia humana, te doy un alimento espiritual que te permite contrastar mi pensamiento con lo que tú ya tienes en ti. De ahí podemos construir una relación que en sí no es solamente de dos personas: es un entramado de relaciones. Yo no sería yo sin mis relaciones y vivencias pasadas ni tú tampoco. Nos relacionamos en este medio de dos en dos, pero en realidad es la suma múltiple de nuestras experiencias como seres humanos, y ahí entran las personas que han sido significativas tanto para ti como para mi, en esta relación.


Por eso mi visión del mundo la considero amplia, tanto en lo profesional como en lo personal. Porque profesionalmente no sería quien soy sino fuese por mis maestros directos e indirectos, ni personalmente tampoco sería quien soy sino hubiera tenido las relaciones humanas que han contribuido a configurar con mi permiso mi personalidad.


Por eso me importan los valores, por eso me importa el ser humano, por eso me importas tú que estás ahí leyéndome anónimamente, silenciosamente, reconociéndote en esta relación virtual, conversando calladamente conmigo a través del texto, de tus relaciones pasadas y de tus vivencias. Gracias por conversar conmigo en alguna parte profunda de tu alma…

lunes, 28 de marzo de 2011

Del todo y de las partes


© Amancio Guillén

Para algunos el flamenco a entrado sin ellos saberlo en una etapa: la del reduccionismo.


El reduccionismo supone tomar algunas partes por el todo y el todo por algunas partes. Lamentablemente esto es así en muchos casos y también para demasiadas personas.


Se dan distintas clases de reduccionismo en el flamenco: algunos lo reducen a lo instintivo, otros a lo meramente formal y otros lo reducen tanto, que lo amplían hasta difuminarlo, aunque parezca paradójico.


En la práctica hay muchos que se dicen flamencos pero no salen de cuatro o cinco palos: bulerías, tangos, alegrías, etc. Recordar de vez en cuando que existen antologías de cante flamenco que están repletas de multitud de estilos y que esos estilos están repletos de matices, es algo necesario para acabar con la simplicidad a la cual estamos llegando con el flamenco, en sus formas musicales.


En cuanto a la reducción de lo flamenco a lo instintivo solamente, he de decir que nadie nace en sí musicalmente instintivo. Nadie ve a un bebe y dice de él que “es muy instintivo” en el sentido artístico. El flamenco, al igual que cualquier arte, se convierte en instintivo después de un bagaje cultural propiciado por el ambiente y el interés que tenga cada persona en captar ese sentimiento artístico que flota en ese ambiente. El flamenco llega a hacerse instintivo, pero es algo más que lo instintivo por sí sólo.


Y luego está el reduccionismo a formulas. Es decir, tomar la cadencia flamenca, utilizar sus escalas correspondientes y tocar sobre un ritmo de 12 tiempos. Esto es lo que quiero decir cuando reducimos el flamenco a pura formula. Aparentemente se está queriendo hacer flamenco pero en realidad, precisamente por querer hacer de una formula un pasaporte musical para viajar a cualquier parte, la esencia flamenca se difumina, porque en la formula no está la esencia , sólo la representación esquemática de una música. Un mapa del mundo musical flamenco, que no es el flamenco, el territorio flamenco.


No hablo aquí de tendencias musicales ni nada por el estilo. Simplemente hablo del peligro que supone no ser conscientes de la amplitud de una música tan seria como el flamenco. Pero quizás sin proponérmelo, estoy hablando tal vez, de un síndrome social que se da hoy en día en muchos campos: la de infravalorar por desconocimiento y a veces por pereza intelectual, la inmensidad de matices que nos rodean tanto sociales, como culturales y humanos.


Reducir el flamenco a meras formulas, estilos o “instintividad” es desde mi punto de vista, rebajar de estatus a nuestra música y no darle la amplitud y verdadero valor que merece. Pensemos en ello y actuemos en consecuencia. No veamos las partes como el todo y viceversa. Todos saldremos favorecidos ya que veremos al flamenco como un campo de posibilidades para crecer y desarrollarnos culturalmente desde el conocimiento cabal y completo de su esencia, y no como un objeto externo que podemos manipular con una visión sesgada de su profunda realidad intrínseca.

viernes, 25 de marzo de 2011

Concierto en Alemania


Foto: Concierto en Munich


Tocar fuera de mi país supone siempre una alegría para mi, al igual que tocar en mi país. El exportar flamenco y el darme cuenta de lo que otros países aman nuestra música es maravilloso.


El párrafo anterior viene a colación de mi concierto en Munich estos días. Da gusto en cualquier lugar sentirse como en casa, y así nos hemos sentido todos los miembros de mi banda que hemos dado el concierto en Alemania.



Foto: Concierto en Munich

Juan Carlos Gómez, Rafa Villalba, Charo Espino, Ángel Muñoz, Iñigo Godaracena, Carlo González, Mariko Ogura y yo hemos sentido el calor de nuestro hogar estando en un país extranjero, pero tan cercano, como todos a los que vamos con nuestra música, por muy lejos que se encuentren.


El público ha salido muy contento del teatro y eso siempre es un motivo de felicidad, ya que hace que mi trabajo tenga aún más sentido.


La organización ha sido magnifica y hemos disfrutado de unos días de verdadero calor humano a nuestro alrededor.



Foto: Concierto en Munich


Volveremos pronto de gira por Europa y por otros países del mundo. En Junio vuelvo a Alemania y espero volver a encontrarme a un público que se emociona, siente y vive el flamenco tanto o más que algunos españoles. Eso demuestra que las emociones que el flamenco levanta, crean felicidad en el corazón de cualquier ser humano, sea de dónde sea y dondequiera que se encuentre. Gracias Alemania por vuestros jubilosos aplausos. Nos veremos muy pronto. Hasta entonces, un gran abrazo!



domingo, 20 de marzo de 2011

Compromiso social


© Amancio Guillén


En la entrada anterior, he planteado una cuestión que para muchos puede suponer un reto: estudiar música o no.


Como mi responsabilidad y compromiso social es hasta cierto punto relevante para la gente más joven, me encuentro en el deber de crear un ámbito en el cual defiendo, por encima de todo el conocimiento. No por gratuidad, sino porque creo aún en el progreso genuino del flamenco, desde la tradición y el conocimiento.


También trabajo en pos de borrar la imagen que lamentablemente muchas personas tienen de nosotros los flamencos: la de gente inculta. Opinión reforzada en algunos sectores por ser algunos flamencos los que han fomentado el prestigio de la incultura: si no sabes leer eres más flamenco, si no sabes música aún más y si has “pasao” hambre ya no digamos.


Estos tópicos han dañado mucho nuestra imagen como músicos, ya que a ese prestigio de la incultura también se le han asociado la fiesta, el cachondeo y hasta una “forma de vida” particular. A este respecto, recuerdo una anécdota de la autobiografía de Miles Davis.


Estudiaba Miles Davis en la Julliard en New York, y una profesora daba una clase sobre el Blues. Esta dijo algo así como que el Blues era una música poco más que de esclavos y que para sentirlo, había que haber pasado fatigas. Entonces se levantó Miles indignado, contestándole con vehemencia que de eso nada, que el venía de una familia adinerada, y que él sentía el Blues tanto o más que cualquier esclavo que recogiera algodón en el campo, sin tener que pasar por esas penurias.


Esta anécdota demuestra que una personalidad que podría haber seguido el tópico que rodeaba socialmente al Blues, se reveló porque en realidad, nada tenía que ver el sufrimiento en un campo de algodón con la sensibilidad artística del ser humano. Era un salto demasiado grande para una mente segura.


Cuento estas cosas para que reflexionemos y pensemos por nosotros mismos, con el fin de no dejarnos llevar por opiniones externas sin cuestionar el nivel de precisión que presentan. Nada se aprende sin cuestionar, porque la misma duda crea la distancia mental necesaria para analizar si lo que nos cuenta es así o no.


En las entradas del Cañiblog, hablo de cosas variadas, pero siempre cosas que puedo corroborar a través de mi experiencia. Por eso, cuando propongo estudiar música, no es por un afán gratuito de hacerle perder el tiempo a nadie, sino porque veo una carencia en nuestra formación en este siglo.


Y además porque desde mi posición social en la cual mi opinión puede afectar a mucha gente joven, me encuentro en la responsabilidad de contribuir con mis opiniones y sugerencias a crear una opinión pública respecto al flamenco, más acorde y consecuente que si simplemente me guardo lo que pienso sin “mojarme”.


En una sociedad en la cual prima el modelo “todo vale” para muchos, creo que es fundamental pensar con rigor y seriedad. Porque ese pasotismo generalizado nos puede llevar a una pérdida de humanidad y a unas turbulencias sociales en las cuales, por falta de valores positivos, se puede tener el peligro de perder el norte y lo que es más importante, el respeto por el ser humano y su formación y educación.


Si “todo vale”, cualquier cosa es válida y por tanto incuestionable. Me parece que esto es ir demasiado lejos, especialmente cuando está en juego el compromiso social que todos tenemos y el ser humano en su totalidad, es decir, nosotros.



sábado, 19 de marzo de 2011

Estudio armónico


© Amancio Guillén


Ya son muchas las veces que he pensado en dejar de hablar del tema tabú para la mayoría de los flamencos: el desconocimiento del lenguaje armónico estructurado. Son muchas veces como digo pero lo que está pasando a estas alturas del siglo XXI con los jóvenes flamencos me parece preocupante como para no mostrar mi punto de vista al respecto.


A veces me digo: “tío déjalo ya, a ti que más te da; tampoco es tu problema porque realmente el problema lo tienen ellos, por no ponerse a estudiar armonía en serio”. Y lo sé, no es mi problema claro, pero sí es mi deber moral señalar tanto lo bueno que tenemos, como lo no tan bueno.


Los flamencos somos unos músicos realmente tremendos en nuestro aspecto rítmico y en nuestro sentido musical, uno de los más difíciles del mundo que a cautivado a muchos músicos de otros ámbitos musicales. Es esa nuestra fuerza y al mismo tiempo podría ser nuestra debilidad.


El creernos que con nuestro sentido rítmico y nuestra intuición nos va a bastar para estar en el mundo no es realista. No se si habéis observado que todo cansa. ¿No os ha pasado que discos que escuchabais hace diez años hoy ya no os cuentan lo mismo? ¿No os parece que nuestro gusto necesita alimentos nuevos para estar siempre activo?.


A mi personalmente me pasa. No se exactamente porqué, pero me pasa. Ya no flipo tanto como antes con las cosas con las que flipaba y tampoco se me va la pinza con las nuevas tendencias y vanguardias, que a mi no me parecen tales. Pero en fin, es solamente mi criterio.


A lo que voy es que si no hay una inquietud genuina, verdadera por aprender lo que aún nos queda por aprender en tanto conocimiento ya estudiado por otros maestros de la música, nos quedaremos estancados y entraremos en un punto muerto, en el cual el flamenco quede patinando en el barro observando a lo lejos las autopistas del conocimiento científico de la armonía tonal, mientras nosotros seguiremos con nuestros cuatro acordes, pero cada día más cansados de darlos.


A algunas personas podría sonarle esto que digo a decadencia y realmente tendrían razón. El no ocuparnos en aprender la mecánica de la armonía imprimiéndole nuestro carácter flamenco nos va a llevar a correr como un hámster que utilizando mucha energía siempre permanece en el mismo sitio.


Si los flamencos armónicamente no nos ocupamos de transitar conscientemente con mapas por otras calles armónicas, lo único que conseguiremos es o bien aportar armonías aleatoriamente o bien recorrer la misma avenida hacia arriba y hacia abajo, mirando las mismas casas, los mismos semáforos, las mismas esquinas y más de lo mismo conocido; y todo eso por no atrevernos a coger nuevas avenidas por las que podríamos seguir divirtiéndonos, haciendo llegar nuestro sentimiento musical a otros barrios y a otras armonías que nos están esperando para seducirlas con nuestro arte.


Si esto no lo estudiamos creo que es más por pereza que por falta de medios y creo que el flamenco como “empresa” se merece ejecutivos eficaces que sepan llevarlo a una nueva dimensión, donde va a primar el intercambio de ideas y la comunicación con otros músicos de las más variadas esferas musicales. Y lo más importante, por nosotros mismos y por el flamenco en sí. Ojalá mis palabras no caigan en saco roto. Ánimo y estudiemos, no es tan difícil y además es divertido. Os lo aseguro.





viernes, 18 de marzo de 2011

Concierto Solidario por Japón


Foto: Durante la prueba filmada por TVE

Ayer di un concierto en Sevilla que dediqué a Japón. Como sabéis Japón está pasando momentos de dolor, tanto físico como sicológico.


Quiero agradecer al público que llenaba la sala Joaquín Turina de Cajasol, su asistencia, respeto y solidaridad con este concierto homenaje al país Nipón.


Japón como sabéis es un país al cual muchos artistas flamencos hemos ido a mostrar nuestro arte flamenco y hemos sido siempre bien recibidos y tratados por este gran pueblo.


Yo quería con este acto mostrar mi solidaridad y “darme” en mi arte al igual que todos mis compañeros de “viaje musical”. Ellos son Charo Espino, Ángel Muñoz, Rafa Villalba, Iñigo Goldaracena, Juan Carlos Gómez, Carlo González y Mariko Ogura. Ellos han puesto su corazón y su arte en cada nota musical con todo el amor y cariño, para dar su arte a este país tan ejemplar en todos los sentidos y con el cual todos nos sentimos tan cercanos en su dolor y en su corazón.


También deseo dar las gracias a todas las televisiones y todos los periodistas que se han puesto en contacto conmigo con su sentimiento compartido y que han dedicado su tiempo y han dado preferencia a cubrir con su profesionalidad este evento. Gracias por divulgar la noticia.


Gracias también a los críticos que el día después del recital han dado su opinión sobre el concierto, pero en especial gracias a los críticos que han criticado el concierto haciendo mención al trasfondo del acto, a la dedicatoria al pueblo japonés. Han demostrado una gran sensibilidad humana y por supuesto su solidaridad con Japón.


Por supuesto gracias a mi amigo Manuel Herrera por organizar este gran ciclo, que lleva tantas magníficas ediciones y también a todas las personas que han colaborado en la realización de este acto, así como el ciclo los “Jueves Flamencos” en general.


En el público había muchos Japoneses amantes del flamenco, entre ellos el Cónsul General de Japón en Andalucía el señor José María Cabeza, que dijo unas palabras emocionantes encabezando el acto. En sus palabras dijo que a los primeros trenes que se crearon en Japón en 1964 se les llamaron Kodama, que significa Eco, Hikari, que significa Luz y faltaba otro nombre para el siguiente tren. Claro, se pusieron a pensar en algo más rápido que un eco y que una luz, y entonces se les ocurrió el nombre de Nozomi, que significa Esperanza y que es más rápida que la luz y que el eco . Y con esa Esperanza despido esta entrada de hoy, con la Esperanza de que en un futuro cercano en Japón brille la Luz y la Esperanza y que como un Eco nos llegue su aliento a todas las personas que hoy escuchamos expectantes desde la distancia su corazón herido.



sábado, 12 de marzo de 2011

Japón está destrozado


Foto: Con mi familia de Japón Mi suegro Shigeo, mi mujer Mariko, mi cuñada Kumiko, mi suegra Yukiko y yo en Tokio

Estoy viviendo hoy 11 de septiembre un turbulento día, nunca mejor dicho. Hoy la tragedia ha invadido Japón. Varios terremotos están en este momento ocurriendo allí. Lo estoy siguiendo en directo a través de la NHK por Internet.

El panorama, las imágenes son desoladoras. La gente atrapada, pueblos desaparecidos, barcos en la carretera, pueblos ardiendo, una central nuclear suministradora de electricidad paralizada, zonas evacuadas, personas a la intemperie con mucho frío en las calles y por si fuera poco, ahora ha empezado a nevar en Japón.

La comunicación telefónica es difícil, pues las líneas están colapsadas. Todo el escenario es muy desolador, y desde la distancia, la incertidumbre trata de paralizarte, aunque la razón pide paciencia, una espera, hasta tener más información.

“Japón está destrozado” me dice mi mujer en este mismo momento, con lágrimas en los ojos. Asiento en silencio, es el único gesto que nace de mi corazón mientras pienso para mis adentros los miles de muertos y de familias destrozadas que sufren y que piden que ojala toda esta tragedia acabe pronto. Suena otra señal en la televisión, es una señal que avisa de otro terremoto… más muertos, más familias destrozadas, más corazones desolados, llorosos…

Tengo familia allí en Japón, afortunadamente por el momento están bien. El teléfono no para de sonar, son los amigos y amigas preguntándonos a mi mujer y a mi si todos se encuentran bien, si nosotros estamos bien. Gracias a tod@s los que llamáis preguntando por mis familiares.

Japón está destrozada, familias enteras, el pueblo entero está destrozado. ojala esto acabe pronto. Gambate Japón. Mucho ánimo y mucha fuerza.




jueves, 10 de marzo de 2011

valores y deseos


© Amancio Guillén


En la elecciones que realizamos en el día a día es dónde manifestamos nuestra personalidad. Nuestras elecciones muchas veces nos delatan, ya que cualquier elección, siempre la tomamos, sepámoslo o no, desde nuestros deseos o desde nuestra escala de valores.


Podemos ser conscientes al mismo tiempo de tomar una decisión de los caminos que se presentan ante nosotros. Unos nos llevarán a unos parajes desolados y otros a playas y montañas soleadas, todo será cuestión de tiempo.


Los caminos están ahí y nosotros querámoslo o no, seamos conscientes o no, deberemos transitar por alguno de ellos y esa elección será la constatación de nuestro deseo en ese momento determinado, en ese punto de nuestra vida.


¿Cómo elegir? ¿Cuál es el mejor camino a seguir? ¿Cómo sabremos a posteriori si nuestro paseo por ese sendero será el idóneo?. Que nadie que lea esto espere que yo ilumine con mis palabras el sendero de la libertad que habita en cada uno de nosotros. Solamente intentaré hacer una distinción entre lo que podemos desear y lo que podemos valorar, y a raíz de ahí que cada cual decida.


Las cosas que nos rodean a ti y a mi, tienen valores. Los valores curiosamente no se ven, los valores valen, pero no se ven. Pondré un ejemplo con la comida para que se vea más claro.


Imagínate junto a una tarta de chocolate y una ensalada. Bien, aquí hay un momento tentador, un momento para ponernos a prueba, para la decisión. ¿Cómo elegirás? ¿Te comerás la tarta o la ensalada?. Estoy casi seguro la mayoría optaría por la tarta, yo incluido. Pero, pensemos lentamente, ¿que tiene más valor en términos de salud, la tarta o la ensalada?. Nadie negará que la ensalada tiene más valor, es más saludable que la tarta. Es decir, no estamos hablando de que como a mi me gusta la tarta la valoro más subjetivamente sino que, al margen de mi gusto personal, de mi subjetividad, he de admitir que la ensalada en términos de salubridad, vale más que la tarta de chocolate.


Así, tenemos que, independientemente de gustos personales, de subjetividades, nos empezamos a dar cuenta, si hemos seguido el razonamiento atentamente, que lo que nos gusta en la vida no es necesariamente lo que tiene más valor, simplemente por el hecho de que nos guste, sino que nos gusta lo que más deseamos, no necesariamente lo que más valoramos.


Entonces y para dejar que esta idea repose en tu interior, si libremente te parece sensata y la aceptas, empieza a curiosear en tu mundo. Puedes empezar con cosas muy cercanas y cotidianas, no hace falta irse muy lejos. ¿Qué valoras en las personas que te rodean? ¿Qué valoras en la música que escuchas? ¿Valoras o solo deseas? ¿Eres consciente de la diferencia entre tus deseos y los valores de lo que deseas? ¿Deseas que te valoren o tu vales independientemente de que te deseen o no?…



miércoles, 9 de marzo de 2011

Con Josep Pons y Mauricio Sotelo


Esta noche estuve cenando en un céntrico restaurante madrileño con el Maestro Josep Pons y con el Maestro Mauricio Sotelo. Da gusto compartir tiempo con los amigos. Son gente estupenda, inteligente y con la cual siempre es un placer estar. Hablamos de proyectos y también de música, por supuesto.



Foto: Con el Maestro Josep Pons


En esta foto, el Maestro Josep Pons y yo, estamos comentando partes del Concierto de Aranjuez, que él ya ha dirigido en muchas ocasiones. Con él también voy a interpretar el Concierto de Aranjuez con la Orquesta Staatskapelle Dresden (Orquesta Estatal Sajona de Dresden) en junio de este año en Alemania. Para mi un honor, por supuesto.



Foto: Con el Maestro Mauricio Sotelo


En esta otra foto estoy con el Maestro Mauricio Sotelo hablando de proyectos. Uno en especial del que hablamos es del homenaje que le haremos a nuestro querido amigo tristemente fallecido, el Maestro Enrique Morente, en Junio también de este año en el Teatro Real de Madrid.


Fue un gustazo veos y pasar un maravilloso ratito juntos. Este domingo nos volveremos a ver. Hasta entonces, un fuerte abrazo a los dos.



martes, 8 de marzo de 2011

Santísima Trinidad del Flamenco

© Amancio Guillén

La enseñanza del flamenco está más raquítica que nunca. Aunque se tenga mucha más información que en épocas anteriores. Voy a exponer mi punto de vista para señalar las carencias y las tergiversaciones a las que el flamenco está sometido en su contexto académico y por supuesto, las consecuencias que esa forma de actuar provocará en el futuro, sino lo está provocando ya.


Para empezar diré que en el panorama actual y desde mi perspectiva como profesional del flamenco y como músico de formación académica, la enseñanza en la mayoría de centros oficiales es muy parcial. Entiendo parcial en el sentido de que el flamenco se compone de tres formas de interpretación: El Cante, El Baile y La Guitarra Flamenca.


Esas tres formas están interconectadas, es decir, no se concibe ser un cantaor y no saber cantar para baile, o ser una bailaora y no saber cuando empieza y acaba una letra o la falseta de un guitarrista. Así como un guitarrista debe saber acompañar tanto al cante como al baile, antes de ser un solista.


No podemos olvidar que El Flamenco es un arte de un conjunto de estos tres elementos. Cada parte debe conocer bien a las demás. Lo ideal sería enseñar estas tres vertientes del flamenco conjuntamente en las escuelas de música, pero aún queda mucho para sistematizarlo. Es fácil decirlo pero no es tan fácil crear un sistema de enseñanza.


Desde mi punto de vista, a un alumno de guitarra flamenca, no le basta con estudiar y memorizar unos cuantos solos de guitarra flamenca. Tiene que saber cómo acompañar al cante, cómo, cuando y porqué respira un cantaor en determinada frase, que tipo de falseta y qué longitud ha de tener esa falseta y en qué momento, tiene que saber dónde hay que tocar más falsetas para baile y cuándo tiene que meter más ritmo, cómo seguir la subida de tiempo cuando una bailaora lo marca con los pies, cuando marca las llamadas, los cierres, el silencio, la escobilla, etc etc…, y estoy hablando solamente de la superficie, porque aún hay muchísimo más en la música flamenca.


Es cierto, que hoy día, la mayoría de los espectáculos de flamenco en los Teatros están todos “montados”. Es decir, cada vez se tocan las mismas falsetas, se cantan las mismas letras y se baila la misma coreografía en un espectáculo. Esto es porque los artistas han buscado y rebuscado efectos y sentidos artísticos, y están ofreciendo la “mejor versión” de esa representación. Pero esto no es razón ni excusa para que los estudiantes piensen que “voy a interpretar los espectáculos montados, así que no necesito saber las demás partes, no necesito conocer la base del flamenco”. No, No. No olvidéis que todos esos compañeros míos profesionales, también saben esas tres formas de hacer flamenco en el fondo. Por eso se permiten hacer una obras artísticas “montadas”. Pero después, nunca antes, nunca sin haber conocido primero la base, toda la estructura, todo el lenguaje flamenco.


Hay una anécdota muy interesante que me comentó el Maestro Paco de Lucía en su día.


Paco cuando era joven, iba a acompañar por primera vez al Maestro Antonio El Bailarín. No hubo ensayos, no hubo ni siquiera conversación con el maestro sobre qué iba a bailar. El joven Paco de Lucía, antes de salir al escenario, le preguntó a Antonio El Bailarín “Maestro, ¿qué falseta le toco?” “Toca la que quieras! Voy a bailar sobre lo que toques! No te preocupes por nada”. Y Paco tocó lo que le pareció bien, y Antonio El Bailarín bailó fenomenalmente sobre lo que escuchó. Me dijo Paco “Él sí que sabía!”.


Esto es el flamenco! No sé si en un futuro, el flamenco podrá contar con algún tipo de enseñanza para poder aprender ese conjunto de sus tres importantísimas facetas de alguna manera. Pero mientras tanto, los aprendices no deben olvidar lo esencial del flamenco. Santísima Trinidad… o en este caso Flamenquísima Trinidad.



lunes, 7 de marzo de 2011

Libertad y composición musical


Foto: Tocando la guitarra en mi casa


En nuestra sociedad se habla mucho de libertad. Libertad. Suena muy bonito. Parece que bajo esta palabra, se puede hacer cualquier cosa. Pero en realidad, no es así.

Estos días, a parte de trabajar y estudiar la interpretación del Concierto de Aranjuez, he empezado a componer mi música flamenca para mi nuevo disco flamenco. Aun estoy en la etapa de crear ideas, decidir qué palos flamencos voy a incluir en ese nuevo disco, etc. Estoy haciendo bocetos, aunque el concepto del disco ya “suena” en mi cabeza.

Cuando la gente en general piensa en la música, piensa que la creatividad es un campo “indefinido“ y totalmente “subjetivo. Todo lo que puede pasar por la mente creadora es valido. Pero personalmente yo no pienso así.

No debemos ignorar que la creación se realiza en un contexto musical y por tanto, está soportada por unas reglas de estilo y forma. Nadie crea en el vacío, en la nada, porque la primera inspiración no es la idea musical en sí necesariamente, sino el contexto en el cual esa idea va a cobrar vida. Es decir, un creador, un músico, se puede inspirar en primer lugar en la forma musical antes que en una idea musical, por ejemplo en una Solea o una Bulería.

Y cuando queremos darle vida a una idea musical en un contexto determinado, hemos de tener muy claro que ese contexto tiene unas reglas y quien se las salta está infringiendo una ley musical, al igual que el conductor que se salta un semáforo en rojo está infringiendo una ley social.

¿Podemos componer libremente? La respuesta es “Sí” y “No” al mismo tiempo. Para componer una Soleá, hay que saber que esta tiene un compás de 12 tiempos, en tono de Mi frigio (dórico para algunos), y hay que considerar la velocidad adecuada. Esto ya son “reglas” para componer una Soleá, pero lo complejo de considerar es que las reglas explícitas no son los únicos valores visibles y determinantes. Hay algo más que eso. Y lamentablemente, esto que no es explícito sino que está implícito en la forma musical, es intrínseco al estilo, es su carne y sangre, no está escrito en ninguna parte. Es algo que tenemos que adquirirlo durante años de experiencia: su carácter.

¿Será ahora que para algunos la moda ahora es ir contra las reglas sin conocerlas? ¿será que hemos dejado de ser conscientes de nuestra propia consciencia al elegir? Y si no somos conscientes de nuestras elecciones ¿Quién guía nuestro criterio? ¿Somos nosotros o es nuestra vida inconsciente condicionada por la sociedad y las modas? ¿Quiénes somos en realidad para presentir que somos tan libres? …


sábado, 5 de marzo de 2011

¿Hace la práctica al maestro?



© Amancio Guillén

Algunos sostienen que la práctica hace la perfección. “Practice makes perfect” es un dicho muy conocido en inglés pero que examinado de cerca no se sostiene.

La práctica de por sí, no hace la perfección en absoluto. Todos sabemos que para empezar la perfección no existe. Y en el caso de que existiera hipotéticamente, tampoco sería cierto que “la práctica hace la perfección“. Porque cualquier práctica podría estar errada si su ejecución es mala o si su fin es irrelevante al objetivo perseguido.

En el aprendizaje de procedimientos como tocar un instrumento musical o adquirir cualquier destreza motora fina, hay que tener mucho cuidado porque una práctica desenfocada y errónea puede suponer un verdadero desastre.

Nunca insistiré bastante con mis alumnos sobre este punto. Practicar de por sí, siempre va a mejorar lo que hagas, tanto lo bueno como lo malo. Y si se práctica mal, las consecuencias van a ser un desgaste de tiempo, de físico (lesiones) y un tremendo desgaste psicológico, que es el que peor se suele llevar.

Para desarrollar una buena técnica en cualquier campo es necesario ser muy consciente de los fines que se pretenden y de los medios que se utilizan para alcanzarlos. Así como armarse de mucha paciencia. La prisa no es buena consejera en esta materia cuando el fin es el dominio de nuestro propio cuerpo. Por lo menos esa es mi experiencia.

miércoles, 2 de marzo de 2011

Enseñanza y Flamenco


Voy a hablaros de algo que observo. Algo que me llama la atención de una manera íntima, en primera persona. Nunca antes había sentido tanta necesidad de expresar lo que siento, porque estoy viendo que esto no funciona.

Ya ni tan siquiera voy a plantearlo como crítica porque mi mente y mi corazón están tan serenos que hasta me inunda la paz escribiendo esto. Cada día que pasa espero menos del estado, de los gobiernos y también de algunas instituciones “culturales” esnobistas que enarbolan la bandera de la vanguardia como si tuvieran la verdad en sus aulas.

El flamenco a nivel educativo no funciona. No marcha. Es una visión compartida con otros profesionales del sector, no solamente es una ilusión mía. Algún día es posible que el flamenco se resienta por esta situación. Lo escribo hoy a 2 de marzo de 2011. Es importante dejar huellas para que al mirar atrás podamos ver si hemos avanzado o no.

Observé un auge de alegría y he de confesar que también lo sentí cuando se declaró al flamenco patrimonio de la humanidad. Pero cuando analizo desapasionadamente la realidad y veo que el asunto educativo queda en un segundo o tercer plano, por no irme más lejos, empiezo a dudar de que seamos capaces de organizar algo compacto y sólido en el campo pedagógico con respecto al flamenco.



© Amancio Guillén

No dudo de que hay gente de muy buena fe y que cree en el progreso del flamenco. De hecho, se organizan actos bienintencionados para tratar de fomentar nuestra cultura. Pero también es verdad que se gastan demasiados cartuchos sin objetivos concretos y claros para formar a una juventud en una cultura que si destaca es sobre todo por ser distinta a las demás y además por ser nuestra.

He tenido una formación flamenca desde los 6 años. A partir de los 10 comencé a estudiar música en el conservatorio. Tengo una perspectiva de la enseñanza musical en primera persona. Y puedo constatar por experiencia propia, que una música se ha de enseñar gradualmente y por épocas. En mi formación musical, he tenido en todo momento un sentido histórico de lo que estudiaba. No aprendía retales sueltos de aquí y de allí. Primero solfeo, después armonía, después contrapunto, etc.

Y dentro de esas disciplinas, estudiaba como se hacían las cosas en 1600, 1700, 1800, 1900 hasta llegar al siglo XX. Es decir, mi mente como alumno de música ha estado estructurada. Esto es algo que mucha gente no entiende. Para muchos la música es algo que se puede estudiar picoteando de aquí y de allí como si se tratara de un tapeo. Pero se pondrían furiosos si a sus hijos el profesor de matemáticas tratara de enseñarles ecuaciones de segundo grado sin saber sumar.

La música flamenca también ha de ser enseñada con una estructura y mucho más dada su complejidad estructural. La música flamenca tiene estructuras flexibles, no es como un minué. Un cantaor hoy canta una letra de una manera, digamos que la interpreta en 8 compases, pero mañana o dos horas más tarde, esa misma letra le puede durar 9, 12 o 6 compases. Porque el flamenco se crea sobre la marcha. La estructura es flexible y cuando trabajas en esas estructuras, la única manera de conocerlas es teniendo mucho lenguaje.

Y un lenguaje no se aprende improvisadamente si se quiere tener una buena dicción y una buena gramática. Un lenguaje se aprende estructurándolo para poder transmitirlo en el menor tiempo posible y del modo más eficaz.

Y hasta aquí mi pensamiento. Como he dicho, lo digo con la mente serena y el corazón tranquilo. Ya he esperado mucho tiempo, quizás ya no se trate de esperar que el mundo cambie por inercia, quizás ha llegado la hora de “actuar”. A ver si puedo contribuir con mi esfuerzo aunque sea con un granito de arena. Voy a pensar seriamente en ello…