sábado, 26 de febrero de 2011

Un viaje de placer y un placer en el viaje


Foto: En el Puente Romano de Salamanca

Este fin de semana dejé aparcada mi profesión y visité Salamanca. Ciudad preciosa, llena de matices históricos por todos sus rincones. No me dejó indiferente. Sus calles son un muestrario de arte, cultura y de historia, además de una belleza que transporta a la lejanía e invita a recordar la historia.


Foto: Alrededor de la Catedral de Salamanca, junto a una columna "Jónica"

No es que yo sea un erudito ni mucho menos en arquitectura. En realidad solo estoy haciendo pequeñas incursiones en ella con el fin de conocer un poco más lo que me rodea a un nivel artístico, no con intención de llegar a mucho más.


Foto: Con un instrumento de Cuerda muy antiguo

Pero esta afición que se va consolidando poco a poco, me ha permitido en este viaje tener una visión que nunca se me había presentado anteriormente con tanta claridad. La visión de la que hablo es en realidad una construcción mental que conecta el pasado con el presente, y toda esa conexión se realiza a través de mi mente, de mi pensamiento. Es decir, al realizar esa conexión se produce otra realidad en mi mente que ya no es solamente objetiva, lo que veo en sí, sino una construcción mental que yo mismo creo con lo que pienso.


Foto: En la Torre de la Catedral Vieja de Salamanca

Por ejemplo, paseando por las calles de Salamanca me estaba fijando especialmente en las columnas de sus edificios. Como he aprendido a reconocer las diferencias entre los estilos Dórico, Jónico y Corintio en esas columnas, mi visión buscaba encontrar esos estilos en sus monumentos y edificios.



Foto: La escalera caracol de la Torre

Eso de entrada es una gozada para el espíritu pero además como esos estilos no están ahí porque sí, empiezas a conectar con la historia. Entonces evocas la imagen de Alejandro Magno (356 – 323 a. C.) exportando costumbres griegas a otros territorios y a su vez importando orientalismo al arte griego. Y toda esa historia en cierto modo vive dentro de esas construcciones. Y ya no veo y admiro solamente los monumentos, edificios, etc. sino que a su vez, he creado dentro de mi interior otra realidad subjetiva pero tan objetiva para mi como la exterior, que me da una dimensión más profunda del presente.



Foto: En la casa de las Conchas

Todo lo anterior se resume en el hecho de que cuanto más información y formación tengamos sobre algo, ese algo no nos resultará indiferente si somos sensibles. Porque nuestra mente al conectar lo exterior con los conceptos interiorizados previamente, crea una nueva realidad interna, tan objetiva como la exterior. En la música ocurre lo mismo, en función de la formación que tengas sobre los valores musicales, vas a escucharla de un modo o de otro, con lo cual vas a percibir más o menos cualidades artísticas en esa música y por lo tanto, tendrás más capacidad para separar el grano de la paja.

Foto: En la Catedral Nueva de Salamanca

Me lo he pasado fenomenal en Salamanca y como dice el título de esta entrada, en cualquier viaje de placer (sería extrapolable a lo musical también, pero esto ya es defecto profesional mío...) puedes encontrar placer en el viaje, en especial cuando gracias a tu formación interna, puedes conectar tus vivencias con tus experiencias para crear otra realidad dentro de ti. Quizás eso también sea conocerse a uno mismo, pero entonces hablaríamos de otro viaje…vamos a dejarlo aquí por hoy.