domingo, 13 de febrero de 2011

El Conocimiento Faltante en La Música Flamenca


© Amancio Guillén

Hoy me he estado preguntando sobre lo desconocido dentro de lo conocido. En esta entrada presento una visión panorámica general que tengo del flamenco con respecto a una de las partes científicas de la música, concretamente sobre el sistema armónico y de nuestra situación de conocimiento sobre ese sistema. También presentaré lo que creo deberíamos hacer los flamencos para paliar las carencias que en este campo tenemos.

Todos conocemos que los flamencos en general no saben leer música. Quizás hasta ahora no era necesario debido al circuito casi cerrado en el cual se movía el flamenco en su estructura interna. Como se suele decir, con cuatro acordes el flamenco ha sido una música autosuficiente. Con esos pocos acordes el flamenco ha creado un “microclima” funcional y un vehículo de expresión propio.

Pero no podemos olvidar que ese “microclima” flamenco creado con esos pocos acordes es una pequeña, pequeñísima porción que se desprende de un sistema mayor, formado por muchísimos acordes, relaciones y funciones llamado sistema tonal. Es tan simple como decir que si el sistema tonal fuera un yogurt, los flamencos hemos metido solamente un par de veces la cuchara en su recipiente.

Quizás esas dos cucharadas de conocimiento que hemos adquirido no por estudio sino por percepción, por intuición, nos han servido en un mundo semicerrado en el cual los cambios sociales eran más lentos. Pero creo que ya no podemos permitirnos seguir viviendo en ese mundo porque sencillamente ese mundo ha dejado de existir. El mundo se mueve muy rápido y si queremos movernos con él necesitamos actuar desde ya.

Para conocer la otra parte del yogurt, la intuición por si sola no es autosuficiente. Al igual que pasa con en el ajedrez, que podría compararse con la música en dos aspectos importantes como son ciencia y arte, necesitamos estudiar. Ningún profesional del ajedrez se presenta a un torneo sin una preparación teórica sólida a no ser que quiera perder. Si queremos seguir ganando terreno en la sociedad musical y social, deberíamos meditar y reflexionar sobre este asunto con seriedad. Necesitamos ser conscientes de todo lo que aún tenemos que aprender de la música en tanto ciencia.

Este conocimiento faltante, desconocido para la mayoría, nos permitiría desarrollar a los creadores, una música consciente de sí misma en todos sus pasos creativos. Vendría a ser ese tipo de conocimiento que tiene por ejemplo un arquitecto cuando diseña un edificio. El arquitecto es en todo momento consciente del porqué de su creación. Sabe porqué diseña de una forma y no de otra, es decir, puede pensar sobre su propia creación, porque tiene un lenguaje técnico que le permite llegar a conceptos que difícilmente, por no decir imposible, podría darle su intuición, por maravillosa que esta fuera.

La única manera de abordar ese conocimiento faltante para los flamencos, es decir, el que nos permitiría saborear todo el yogurt, sería desde mi punto de vista el despertarnos de una vez y empezar a estudiar seriamente. Al igual que hace un jugador de ajedrez o un buen arquitecto: prepararse. No conozco otra forma, porque para hablar sobre un lenguaje musical a un nivel científico, académico, se necesita un conocimiento que permita expresar con claridad todos los conceptos que subyacen al flamenco.

Otro factor que me hace invitaros a estudiar música es que si no somos los propios flamencos quienes expliquemos nuestra propia música y lenguaje ¿Quiénes nos van a representar ante el mundo académico? ¿Cómo sabremos si lo que se dice del flamenco es cierto o no si nosotros carecemos de conocimientos teóricos para evaluar lo que otros dicen de nuestra música? ¿Vamos a dejar a una música que amamos tanto al albur de las circunstancias dejando que sean los no flamencos los que tengan que explicar lo que desconocen...?

Por todas estas razones te invito a reflexionar sobre la importancia de estudiar, de sistematizar el conocimiento y de utilizarlo a favor de nuestra música. El mundo está cambiando a una velocidad impresionante, igualemos nuestro conocimiento práctico al conocimiento teórico y haremos del flamenco lo que los jazzeros han hecho del Jazz: una música maravillosa explicable tanto desde la teoría como desde la práctica. Y lo más importante: una música explicada desde dentro, por los propios Jazzeros, salvando así al Jazz de una imagen deformada y desfigurada como la que me encuentro yo con el flamenco en algunos libros que dicen ser tratados de flamenco cuando en realidad son una versión parcial, distorsionada e incompleta de nuestra gran música.