domingo, 26 de diciembre de 2010

La Creatividad en el Flamenco

Foto: © Amancio Guillén


Estos días he estado componiendo música para una película. En los ratos en los cuales mi mente no estaba absorta en la composición, en los descansos, he reflexionado sobre el acto musical creativo. Todo lo que expongo se refiere exclusivamente al flamenco que para mí es un lenguaje aprendido en mi niñez, ya que el ambiente musical a mi alrededor estaba formado por él.

Exponer un tema tan personal como la actividad creadora en el flamenco, es realmente un reto. Además se hace más difícil en este caso, porque siendo yo mismo un creador de mi propia música flamenca, me encuentro entre el compromiso con la tradición y el vuelo de mi imaginación.

El creador en el flamenco parte de un impulso, de una tensión creativa que le marca su alma y que de una manera u otra ha de satisfacer y resolver. Su propia conciencia creativa le pide, le obliga a rendirse cuentas a sí mism@ en cada acto creativo. Sabe que en todo esfuerzo serio por imprimir su sello, su personalidad musical, se esconde la incertidumbre ética, es decir, si está o no aportando valores de coherencia con su tradición. Para el creador o creadora seria, la ética musical es un elemento base, un elemento de respeto que no puede omitir en su búsqueda.

Esa responsabilidad, que generalmente no se contempla cuando se es primeriz@, cuando se coquetea con la libertad sin consciencia de responsabilidades, se acrecienta en l@s artistas que ya, por su trayectoria han adquirido un compromiso. Lo cual equivale a constatar que a mayor experiencia, suele haber un mayor compromiso con la raíz. Y ese compromiso tiene algo de sacrificio, es decir, de dejar de crear música que aún siendo valida en otros contextos, se escapan de la fuerza de gravedad del planeta llamado flamenco. O sin tantos rodeos, sacrificar tu ego en función de tu conciencia musical flamenca.

Porque el flamenco, al ser una música tan compleja, exige al mismo tiempo, creación para seguir viviendo y paradójicamente, tradición para no morir. Es la búsqueda de un equilibrio, de un espacio sonoro en el cual lo nuevo y lo viejo se abrazan y se aceptan porque el respeto ha hecho acto de presencia. Porque el flamenco exige un carácter muy peculiar y ese carácter es el que marca las reglas. Cada estilo, cada palo, cada rincón del flamenco, está defendido por el guardián de la tradición y con ese guardián el soborno no es negociable. Y ese guardián llegados a una madurez musical, ya no solamente reside en el corazón mismo del arte, sino dentro de tu conciencia, a modo de tribunal musical que te dice lo que está dentro y lo que no. Y que aceptas sin quejas, sin planteártelo, porque sentir el flamenco se ha convertido ya en una parte inseparable de tu ser.

Imaginemos por un momento a dos niñ@s pequeños jugando con las fichas del dominó. Están allí colocando una ficha tras otra sin conciencia de la correspondencia numérica de una ficha con la siguiente. Es decir, cuando uno coloca un 5/3 el otro coloca un 6/4 y así análogamente con todas la fichas, hasta agotarlas todas. Para ell@s que han visto jugar quizás a sus padres, esto podría parecerles el mismo juego, incluso un “observador” casual, podría pensar por la figura allí formada con las fichas, que l@s niñ@s han jugado al dominó. Pero realmente ¿Han jugado una partida de dominó? ¿Han creado una partida con las reglas del juego o simplemente han creado una figura que solamente en su forma da la sensación de una partida de dominó? Este es el punto clave y a la vez el más peligroso: ell@s creen (por desconocimiento de las reglas) haber creado una forma con sentido, pero en realidad nada encaja dentro de un orden, porque se desconoce ese orden. Con el “agravante” en este caso de que nuestro “observador”, quizás el público, ha creído ver en la forma (que no en el fondo) una partida de dominó.

Por lo tanto creo que cada paso que demos por nuestra música, cada granito de creatividad que aportemos al mundo flamenco, cada ficha puesta, ha de ser un paso meditado. Y con esto habremos logrado mucho, ya que estaremos aportando ideas musicales desde la lógica musical del flamenco y no desde la inocencia y desconocimiento, como pasaba con el ejemplo del dominó. Todo empieza para mi con la coherencia, con el saber estar, con el no desentonar dentro del contexto. Un traje de etiqueta queda muy bien para ir a una fiesta, pero cantaría mucho escalando una montaña. Creatividad, Responsabilidad y Libertad, resumen esta reflexión y espero que a algun@s les haya servido para replantearse conocer lo que creen conocer y en definitiva, encontrar la verdadera libertad creadora, que nace de la madurez y sobre todo del conocimiento común, del conocimiento compartido de tantas generaciones de artistas flamencos que nos precedieron.