lunes, 17 de enero de 2011

Tendencias Musicales


© Amancio Guillén


Cada vez vivimos rodeados de más etiquetas. En lo musical, no es difícil encontrar cada vez nuevas tendencias. Pero una tendencia musical, no siempre llega a cristalizar, a solidificarse por derecho propio.

Es más, la mayoría de esas tendencias acaban en el olvido, en especial con el paso del tiempo. Y esto ocurre porque cuando pasa la tormenta, la luz alumbra los callejones sin salida por los que paseaban esas tendencias.

Para mí, las verdaderas obras maestras, nunca aparecen cogidas de la mano de las tendencias. ¿Por qué? Pues porque el artista verdadero no necesita seguir ninguna tendencia “impuesta” desde el exterior. Sabe que su obra no necesita la aprobación externa. No necesita convencer a nadie de su verdad. La única tendencia es la que marca su lealtad a su obra y a sí mismo. Por eso es Artista con mayúsculas.

Si algo hay para mi verdaderamente bello en todo lo humano es la originalidad. “Cantar” con voz propia es ser diferente, y ser diferente es no seguir tendencias. Si te imito, me limito y ¿Quién soy yo en el momento de seguir una tendencia? ¿Quién marca mis parámetros? ¿A quién le debo mi creatividad? ¿A quién rinde cuentas mi alma? ¿De quién estoy buscando aprobación? ¿A quién he de rendirme para dejar de ser yo? ¿De quién o qué soy esclavo sin tan siquiera cuestionármelo?...

Son muchas las preguntas que podría seguir haciendo, para llegar al final, a la verdadera controversia, a la cuestión de fondo: ¿Hago música por “innatez” o porque deseo conseguir con mi música la aprobación social?. Y a cualquier persona le convendría cuestionarse esta pregunta de fondo, porque hasta que no la conteste, no será consciente de por qué compone, y de por qué hace las cosas que hace. Y esto es aplicable tanto a la música como a la vida.

Las tendencias mueren y siempre quedará lo clásico. Y clásico es todo lo que tiene clase, lo atemporal, lo que valdrá hoy, mañana, en el futuro lejano, lo que en definitiva es bello de verdad, lo que nos enseña con el ejemplo, lo que hace realmente cimbrear el edificio de nuestro espíritu, lo que nos hace sentir que existe algo muy profundo bajo la belleza de su superficie.

Y las obras clásicas de cualquier género musical, perdurarán siempre, porque son marginales. Es decir, están al margen de modas y tendencias. Y al final, el ser humano, en épocas de crisis, consulta a lo clásico. Cuando a un buen marinero en alta mar se le estropea el GPS del barco, al final vuelve al sextante y a mirar las estrellas. Porque las estrellas, como las obras clásicas, siempre sirven de guía para alumbrar con su luz, la soledad del marinero o del artista, perdido en un mar bajo un techo de estrellas.