Foto: Concierto en Nysa, Polonia
De todo se aprende. Esta mañana ha nevado y he sentido el frío en mi cuerpo. Debí haberme traido una gorra... La próxima vez será distinto, aplicaré la frase de "mas vale un por si acaso que un yo me creía". Para la próxima vez, traeré una gorra.
Como de todo se aprende, me comentaba Carlo, el técnico de sonido, que en el concierto, justo al lado de la mesa de sonido, había un matrimonio con un niño de 7-8 años aproximadamente. Mientras Charo y Angel en el escenario hacían palmas el padre del niño con mucho amor iba explicandole a su hijo cómo las palmas se iban siguiendo o "contestando" unas a otras.
Todo esto es muy significativo. Porque valoro mucho la actitud de un padre que aprovecha un concierto flamenco para enseñar a su hijo un valor musical en tiempo real. Veo que ese padre está haciendo una labor cultural realmente admirable. Ojalá que en mi país, hayan muchos padres que tengan esa cultura para enseñar a sus hij@s.
Hace unos días, un entrevistador radiofónico español me preguntaba con motivo de mi viaje a Polonia, si el público Polaco entendería el flamenco como en España. Después de contarte esto, saca tú mism@ las concluciones.
Como decía al principio, de todo se aprende. Para ese niño empezar a entender lo que pasa en una fuga musical va a ser relativamente fácil. Porque ya adquirido gracias a su maravilloso padre, los cimientos microscópicos para poder apareciar que una voz imita a otra como una palma flamenca contesta a la otra. Enhorabuena por ese padre.
Gracias al público de Nysa por acogerme tan cariñósamente y por amar el flamenco.