Estoy llegando al teatro en el cual vamos a ensayar. Por mi mente expectante las ideas me traían luces de ilusión. Uno nunca sabe nada ante lo nuevo, lo incierto, pero si que puede tener seguridad en el esfuerzo realizado para las ocasiones importantes, que son las que requieren esfuerzo.
Esta ocasión es muy importante para mi, porque es la primera vez que toco el Concierto de Aranjuez, con una orquesta magnifica. Soy consciente de la dificultad de lo que se avecina. Allí sobre el escenario nada es fácil cuando se trata de tocar una obra de esa envergadura. Me mueve la ilusión y me gusta el reto, de pequeño quería ser astronauta…en serio.
Ya en el teatro la prueba de sonido empieza a dar forma de lo que será el ensayo. La prueba de sonido es como una parrilla de salida del sonido de mi guitarra. Siempre es importante sentirse lo mas a gusto posible con el sonido, pocas veces se consigue. Son muchos factores: la sala, el equipo, las distancias, la acústica, mil cosas al mismo tiempo. Hay que ser paciente porque de la prueba de sonido depende mucho la comodidad de la actuación. Lleva su tiempo. Tiempo del cual no siempre se dispone.
Van llegando los miembros de la Filarmónica. También se van acomodando. Me preguntan cosas sobre el flamenco: la acentuación de nuestros ritmos, nuestra manera de entender la música, el compás, la improvisación, la espontaneidad…son personas con ganas de aprender. Da gusto encontrar que el flamenco puede llamar tanto la atención y la curiosidad de unos grandes músicos de la vertiente de la música clásica.
Después de los respectivos saludos con Sir Simon Rattle, el director de la Filarmónica, empezamos el ensayo. En sus palabras de mi presentación a los demás miembros de la orquesta dijo que hoy estamos con un artista invitado, un artista flamenco y que el flamenco es una música en la cual hay que mantener buen tiempo, buen pulso, no se puede correr… en el flamenco se ha de mantener muy buen tempo.
El ensayo era con publico que por cierto llenaba la sala. Y como estábamos todos muy contentos, en la fotografía estamos Sir Simon Rattle abrazándonos de alegría y dándonos un abrazo que sella lo maravilloso de un gran encuentro y por qué no, de dos grandes músicas, como la clásica y el flamenco.