jueves, 28 de abril de 2011

Un por qué para vivir




Me pregunto hoy sobre el cambio de los tiempos. La tecnología, el sentido de la amistad, las conversaciones de los vecinos del barrio en verano en la puerta de sus casas, compartir una cerveza en el portal charlando de lo que sea, los juegos de los niños en la calle, los amigos en las plazas viendo pasar a las niñas guapas del barrio y piropeándolas, tantas vivencias…


Recuerdo con alegría esa época. Eso no quiere decir que la eche de menos ni la extrañe, pero si que me inspira hoy a inmergirme en el sentido del valor de lo que me rodeaba.


Por ejemplo, los discos, el vinilo. En mi barrio solamente había una tienda de discos. Yo la rondaba a menudo a pesar de la escasez de material que allí había. Algunos discos de importación, de jazz, pocos de pop, y claro la gran mayoría eran de flamenco. Cuando digo mayoría, es una forma de hablar, porque cuando hay pocos discos no creo que se pueda hablar de mayorías.


Si quería encontrar algo más, tenía que desplazarme al centro de Sabadell. Allí había algo más, en especial de música clásica y algo de Piazzolla recuerdo, pero no mucho más. Podías encargar, eso sí, pero nunca te prometían nada, porque en aquella época de los setenta y pocos, todo era mucho más lento; también más incierto en cuanto a mercancías musicales.


En contraste con esa escasez, habían muchas ganas. Hoy también hay ganas de aprender pero antes las ganas eran muy profundas. Recuerdo que en mi caso y en el de muchos, era escuchar un disco cientos de veces. Y no sólo eso, era aprendérselo entero. Todo: cante, acompañamiento, solos, falsetas, palmas…


Un disco no era un simple disco, era una fuente de posibilidades que te remitían a unas realidades inalcanzables desde un barrio de Sabadell. Incluso el tratamiento, el cuidado que uno hacía de ese material, era de un respeto sumo, porque si se te estropeaba podías quedarte un buen rato sin oírlo de nuevo, a no ser que quedase algún ejemplar en la tienda, lo cual nunca era seguro.


Teníamos poca información realmente, pero sin embargo sí que teníamos formación, no nos quedaba más remedio. Tenías que configurar tu destino profesional en base a pocos materiales y a mucho esfuerzo, pues aprender era muy difícil. Había mucho secretismo. Nadie, o muy pocos querían compartir lo que sabían pues pensaban que si compartían lo que sabían peligraría su mundo, su trabajo.


Poca información pero mucha formación. Se puede decir que en mi caso me he hecho a mi mismo, al igual que otros muchos. Me he dejado los oídos derretidos sacando música con un casete, aprendiendo de oído lo que otros sabían y no compartían. Recuerdo que mi hermano Rafael y yo, llevamos un aparato de casetes a un técnico para que lo “preparase” para que le entrara menos voltaje. Así, la cinta rodaba más lenta y se podían sacar las cosas mejor, aunque eso sí, había que bajar la afinación de las guitarras ya que cambiaban los tonos de la música.


Pero era bonito. Cuando sacabas un solo de guitarra de alguien gracias a tu esfuerzo, era sentirse pletórico, con posibilidades, con potencialidad. Uno era su propio motor de arranque, nadie tenía que decirte lo que tenías que hacer…no tenía casi nada a mi alrededor, los “víveres” musicales escaseaban, solamente eso sí, mucho amor por el flamenco y también ganas, muchas ganas de aprender con seriedad…


“Aquel que tiene un porqué para vivir se puede enfrentar a todos los cómos.”

Nietzsche



martes, 26 de abril de 2011

Las Dudas ¿Quién no las tiene?


© Amancio Guillén

He pasado por muchas etapas en mi vida personal y en mi vida profesional. Creo que como a todos nos ha pasado en algún momento, las dudas han rondado por nuestra cabeza como águilas que esperasen ver a las dudas infiltrándose en nuestra mente para cazarlas y mostrárnoslas enfrente de nuestra conciencia, para que contemplemos nuestras debilidades, nuestras dudas al descubierto.


Dudar lo hace a uno vulnerable, lo hace humano. La vida te enseña a dudar. Se duda de lo incierto e incierto es casi todo. Quizás el laberinto, el nudo se desenreda en cuanto comprendemos que no es la duda en sí lo que nos ciega, sino nuestra relación con ella.


Para mi la vida es como un juego de estrategia en el cual cada movimiento está concatenado al siguiente, ligado al siguiente. Y de las jugadas que hagas así será tu juego. Las dudas son parte del juego. Muchas veces has de mover pieza o ficha en periodos de incertidumbre. ¿Quién no ha tomado decisiones dudando porque no todo era transparente como la esfera de un reloj...?


Pero hay que decidir y la duda acecha siempre. Para mi comodidad he admitido hasta con agrado que mis dudas se relacionan ahora conmigo a la manera de consejeras o asistentes personales. Cuando dudo, me recubro de un baño de humildad, porque esa duda significa para mi que estoy en el buen camino: no lo sé todo. Ya que en los momentos de duda, no me queda más remedio que aceptar que mi visión podría no ser la única. Si no dudase de nada ni ante nada, podría considerarme un ser inflexible y ahí entraría en el terreno del dogmatismo; lo cual no me gusta nada, ya que es un terreno propicio para falsear la realidad, para adaptarla a la teoría, a “mi” supuesta teoría, lo cual desde mi punto de vista no sería ético.


También he de ser sincero y admitir que en las cosas esenciales, fundamentales no suelo dudar. Es más en lo accesorio por regla general. Tampoco dudo de mi mismo, va contra mi religión. Soy la persona con la cual paso más tiempo y ese tiempo me ha ayudado a conocerme. En especial, a conocer mis límites y tratar de ser feliz dentro de ellos. Es mi forma de entender la libertad. Ser libre dentro de mis limites, quizás eso sea el paraíso terrenal...


En resolución, creo que conocer mis límites como ser humano y dudar me ha hecho crecer porque mis dudas me han ayudado a cuestionar mis límites y a veces a romperlos y autosuperarme. El día que deje de dudar, será el punto final a un destello de luz que un día brillo en la eternidad del universo y que sus padres le pusieron el nombre de Juan Manuel, por cierto, también tocaba la guitarra.




sábado, 23 de abril de 2011

Ensayo con La Filarmónica de Berlín en Salzburgo


Foto: Llegada al Teatro de Salzburgo

Estoy llegando al teatro en el cual vamos a ensayar. Por mi mente expectante las ideas me traían luces de ilusión. Uno nunca sabe nada ante lo nuevo, lo incierto, pero si que puede tener seguridad en el esfuerzo realizado para las ocasiones importantes, que son las que requieren esfuerzo.


Esta ocasión es muy importante para mi, porque es la primera vez que toco el Concierto de Aranjuez, con una orquesta magnifica. Soy consciente de la dificultad de lo que se avecina. Allí sobre el escenario nada es fácil cuando se trata de tocar una obra de esa envergadura. Me mueve la ilusión y me gusta el reto, de pequeño quería ser astronauta…en serio.



Foto: Probando Sonido


Ya en el teatro la prueba de sonido empieza a dar forma de lo que será el ensayo. La prueba de sonido es como una parrilla de salida del sonido de mi guitarra. Siempre es importante sentirse lo mas a gusto posible con el sonido, pocas veces se consigue. Son muchos factores: la sala, el equipo, las distancias, la acústica, mil cosas al mismo tiempo. Hay que ser paciente porque de la prueba de sonido depende mucho la comodidad de la actuación. Lleva su tiempo. Tiempo del cual no siempre se dispone.


Foto: Llegando los miembros de la Orquesta

Van llegando los miembros de la Filarmónica. También se van acomodando. Me preguntan cosas sobre el flamenco: la acentuación de nuestros ritmos, nuestra manera de entender la música, el compás, la improvisación, la espontaneidad…son personas con ganas de aprender. Da gusto encontrar que el flamenco puede llamar tanto la atención y la curiosidad de unos grandes músicos de la vertiente de la música clásica.



Foto: Ensayando El Concierto de Aranjuez

Después de los respectivos saludos con Sir Simon Rattle, el director de la Filarmónica, empezamos el ensayo. En sus palabras de mi presentación a los demás miembros de la orquesta dijo que hoy estamos con un artista invitado, un artista flamenco y que el flamenco es una música en la cual hay que mantener buen tiempo, buen pulso, no se puede correr… en el flamenco se ha de mantener muy buen tempo.

Foto: Fin del ensayo

El ensayo era con publico que por cierto llenaba la sala. Y como estábamos todos muy contentos, en la fotografía estamos Sir Simon Rattle abrazándonos de alegría y dándonos un abrazo que sella lo maravilloso de un gran encuentro y por qué no, de dos grandes músicas, como la clásica y el flamenco.



domingo, 17 de abril de 2011

¿Qué nos exige la tecnología?

© Amancio Guillén

Actualmente en el terreno musical la tecnología ha alcanzado un grado de expansión enorme. Cualquier persona tiene a su alcance los medios necesarios para poder desarrollar por cuenta propia lo que antes era exclusividad única de las discográficas.


Esto indudablemente es un gran avance. El que una persona pueda producirse su propia música y difundirla a través de Internet hace que esa persona se realice de una manera inimaginable hasta hace pocos años.


Esta situación desde el punto de vista democrático es fantástica, ya que nadie queda exento de poder expresar su voluntad musical. Es innegable que ahora más que nunca, cualquier grupo o persona, puede tener su Facebook, Myspace, etc. A su disposición para por esos medios difundir su música o la interpretación de la música de otros.


Esta situación propicia para la creatividad conlleva también otra cara de la moneda. Es fácil y cómodo pensar que porque algo guste a una mayoría o tenga cierto éxito o repercusión social de algún tipo, ese algo represente ya de entrada un avance musical. Pero no necesariamente lo más “exitoso socialmente” es lo más plausible desde el punto de vista de calidad musical y exigencia creativa original, que todo buen músico y artista ha de estar constantemente buscando.


Si esto es así, si la masa del público se mueve por impulsos y no a merced de un análisis y un razonamiento profundo, vamos a caer irremediablemente por una pendiente de trivialidad y negación inconsciente de los valores musicales que verdaderamente enriquecen los planos más espirituales de nuestra alma.


Y concretamente refiriéndome al flamenco, nos vamos a encontrar con un notable retroceso musical si somos incapaces de analizar y valorar con rigor lo que escuchamos. Porque una cosa es oír música y otra escucharla. Escucharla está en un plano muy superior, ya que el propio escuchar requiere una escucha estética de la música, y esto ya implica una preparación y un criterio por parte del oyente, que la mayoría de las veces está ausente.


Esta ausencia de criterio en muchas personas solamente podría suplirse con una humildad aplastante por parte de la propia persona: darse cuenta de que no sabe de lo que no sabe. Pero no por ello hay que afligirse ni apenarse, pues afortunadamente hay un gran legado de obras que nos han dejado los grandes maestros en el campo de la música que están a disposición de cualquier persona que de verdad quiera instruirse y culturizarse musicalmente hablando.


Hasta que el nivel de exigencia de la enseñanza musical en la escuelas de este país no suba de nivel y nazca una nueva generación de jóvenes preparados con un oído educado en el sentido estético para captar hasta los más fines matices musicales, no nos queda más remedio que instruirnos por cuenta propia escuchando de verdad grandes obras musicales y buscando no lo superficial sino lo realmente profundo y significativo.


Esto es lo que la tecnología exige de nosotros si queremos filtrar y cribar la mediocridad musical que nos rodea tan ampliamente: tomar la responsabilidad de instruirnos a nosotros mismos. Y como decimos en España: “en el país de los ciegos el tuerto es el rey” y “a río revuelto ganancia de pescadores”. Para que esto no ocurra no nos queda más remedio que elevar nuestro nivel cultural respecto al arte musical y de esta manera ganaremos todos: nosotros y las generaciones venideras.





sábado, 16 de abril de 2011

Nuevos Proyectos


© Amancio Guillén


Los que seguís este blog, vuestro Cañiblog, habréis notado que últimamente no escribo tan a menudo como sinceramente me gustaría.


Esto no es debido a un abandono de mi voluntad de escribir sino que se debe a diversos motivos y proyectos.


En este momento estoy realizando un disco que saldrá después del verano y otro que si todo marcha bien quiero tenerlo acabado para la primavera del 2012. Ambos proyectos discográficos son conceptualmente distintos aunque anexados por mi forma particular de entender la música, por mi pensamiento musical.


En otro ámbito, también me encuentro escribiendo un libro sobre mi modo de entender la música flamenca y mi sistema de pensarla. Es un libro que quiero difundir a un sector amplio del público, que no necesariamente ha de saber leer música para entenderlo, ya que todos los conceptos estarán ejemplificados por mi en uno o varios CD´s, dependiendo de su volumen.


También tengo pendientes otros proyectos de menor amplitud pero no por ello dejan de exigir de mi una calidad y una entrega que siempre quiero mantener por ética personal y profesional.


Y por supuesto lo más cercano es el concierto del 1 de mayo en el Teatro Real con La Orquesta Filarmónica de Berlín dirigida por Sir Simon Rattle y sus correspondientes ensayos en Salzburgo y Madrid.


No obstante , intentaré en la medida que mi tiempo me lo permita, seguir plasmando mis pensamientos en este vuestro Blog y seguir encontrándome con vosotros, con vuestras opiniones y vuestras inquietudes, compartiendo esos momentos tan maravillosos que me brindáis con vuestros comentarios. Hasta pronto.